martes, 31 de marzo de 2020

Hilo de Twitter


Ejercicio para el curso de Experto en Comunicación de la Ciencia de la Universidad Pública de Navarra. Simulación de un hilo de Twitter en que se da a conocer una noticia científica. Esta es la noticia original: https://news.cnrs.fr/articles/the-big-brother-effect-on-language-development 

Tuit 1: ¿Quiénes aprenden a hablar a una edad más temprana, los hermanos mayores o los menores? ¿El mayor estimula al menor o le roba atención de los padres? Hay un estudio que lo ha dejado bien claro. Piénsalo, no vale seguir leyendo.
2: ¿Lo has pensado? ¡Pues has fallado! La respuesta es: depende. He dicho que está bien claro, no que la respuesta sea sí o no. Si el retoño mayor es varón, obstaculizará el aprendizaje del menor. Si es hermana, no.
3: La adquisición del lenguaje se debe a la acción de los adultos más que de los niños. El hermano (varón) mayor compite por la atención de los padres, luego el menor aprende menos.
4: Si es hermana, no se da tal efecto negativo por dos razones: porque las niñas actúan de forma diferente y porque ellas mismas adquieren el lenguaje con más facilidad.
5: Tener una hermana mayor no supone una ventaja, simplemente no causa el efecto negativo. Hay dos grupos: los que tienen hermano (varón) mayor y los que no (incluidos los que tienen hermana mayor, los que no tienen hermano ni hermana mayor y los hijos únicos).
6: Naomi Havron lo ha investigado con 1.000 niños franceses de entre dos y seis años. Solo se seleccionaron parejas de hermanos o hijos únicos, para eliminar los factores de confusión que pudieran darse en las familias más grandes.
7: Malas noticias: parece que el efecto no se va con los años. Se sabe que en 5-6 años no ha desaparecido, y se especula con que puede durar siempre.
8: Un dato contraintuitivo: si las hermanas mayores tienen una diferencia de edad muy grande, los pequeños no presentan ninguna ventaja, no están sobreestimulados. No se sabe por qué.
9: Se espera que se saquen más datos con personas de otras culturas, con estructuras familiares diferentes.


Plataformas de divulgación científica


Hoy voy a comentar dos plataformas de divulgación científica, Cuadernode Cultura Científica y Xataka Ciencia, que en algunos sentidos son opuestas. Me parecen ambas muy buenas, todo sea dicho.
La etiqueta que me parece más descriptiva del contenido de CCC es que no es de «consumo rápido», un valor que tal vez no cotiza al alza en estos días de retuit reflejo y like pavloviano. Las categorías en que se dividen las entradas, #con_ciencia, Animalia, Ciencia infusa, Conferencia, Experiencia docet, Fronteras y varias más, no dan una idea a golpe de vista de lo que contiene cada una de ellas, es preciso leer la descripción. Los títulos en general son bastante más descriptivos, pero se ven algunos poco reveladores, como Los científicos que miraban fijamente a las cabras o Una información paradójica. Los artículos son largos y no siempre siguen la estructura de la pirámide invertida (la información más importante, al principio). En ocasiones, el artículo no entra de lleno en la cuestión, sino que se anda por las ramas, como en este ejemplo. Otra característica importante es la interdisciplinariedad. No hay más que ver la sección de Matemoción, que relaciona las matemáticas con el arte, la literatura y los juegos.
Por lo expuesto en el párrafo anterior, esta plataforma en mi opinión tiene por objetivo seducir y despertar el interés por el conocimiento, antes que proporcionar datos concretos. Exige un esfuerzo lector y por lo tanto está probablemente pensada para personas que ya tienen una cierta erudición.
XC es un medio igualmente atractivo, pero más en el plano visual. Se diferencia de CCC en que muchas cosas son más convencionales: incorpora un buscador; las categorías en que se organiza el contenido se corresponden en muchos casos con una rama del saber (biología, religión, ciencia, psicología, física...); existen, además de las categorías, unas «secciones» (Sabías que..., Eventos...); se busca también por palabras clave (nube de tags, que de paso da una idea de cuáles son las palabras más populares) y por fecha (aunque no veo fácil dar a la primera con estas opciones; están en el botón “Ver más temas”). Los artículos son más breves y sencillos. Creo que es una plataforma ideal para quienes quieran aficionarse a la lectura de temas científicos.


jueves, 19 de marzo de 2020

Entrevista a Emilio Verche


Emilio Verche es doctor en Psicología con mención internacional, experto en Neuropsicología, docente y responsable del podcast Experimiento Demente. Junto con otros colaboradores, Emilio divulga ciencia en Experimiento Demente, un espacio de corte guasón y secciones breves y dos veces buenas, entre las que se incluyen entrevistas, el concurso Invent or Fake (se trata de que adivinar, entre dos noticias falsas, cuál se han inventado los creadores de ED), desmitificación de bulos, ciencia contrafactual (qué habría pasado si algo no se hubiera inventado) y, a veces, Canciones relacionadas con la ciencia.
Emilio me ha concedido una entrevista para este blog.
Gracias por responder a mis preguntas.

1. ¿Cómo se hace para organizar un podcast desde cero? ¿Qué pasos aconsejarías a otra persona que quisiera hacerlo? ¿Hay muchas dificultades técnicas?
Creo que hay dos aspectos fundamentales: la idea y la técnica. Por un lado, hay que tener una idea clara de lo que quieres contar y cómo. Una vez tienes la idea, necesitas la parte técnica. Con una mesa de mezcla sencilla puedes realizar cosas muy profesionales. Hay softwares gratuitos con que puedes montar varias pistas. Eso sí, la postproducción es algo laboriosa. Sin embargo, cuando tienes ya la estructura, cada episodio puede ser fácil de montar. Nosotros tenemos la suerte de contar con los estudios de Europea Radio de la Universidad Europea de Madrid.

2. ¿Cuánto trabajo hay detrás de cada episodio de Expermiento Demente? ¿Cuánto tiempo se invierte, contando las negociaciones, la planificación, el montaje, etc.?
Pues hay varias horas. No te sabría decir exactamente. El podcast se emite quincenalmente. Una semana antes organizamos los contenidos y luego cada colaborador prepara su parte, documentándose y guioninzándolo. Además, contactamos con el/la entrevistado/a para cuadrar la entrevista que hay en cada programa. Previamente también preparamos los cortes de audio que vayamos a usar, como por ejemplo alguna canción o declaración. La grabación del programa suele durar una hora, en la que establecemos la pauta del programa con los cortes y entradillas y la grabación del programa. Posteriormente, el técnico hace los cambios que sean necesarios por errores o silencios entre distintas partes del programa.

3. ¿Cuál es vuestra experiencia con el feedback de los oyentes? ¿Recibís mucho o poco? ¿De fans, de haters?
El alcance del programa es pequeño. Tenemos algunos fans incondicionales que nos dan retroalimentación por redes sociales. Como somos algo cañeros con las pseudociencias, también hemos recibido críticas de gente a favor de la homeopatía, especialmente.

4. ¿A qué divulgadores científicos que emitan podcasts admiras?
A mí me gusta mucho Luis Quevedo con el podcast El Método y Valeria Edelsztein y Nadia Chiaramoni con Contemos Historias

5. Siendo optimista, suponiendo que cuentas con los recursos que quieras (tiempo, manos, etc.) para ED, ¿cómo ves el podcast de aquí a cinco años? ¿Qué te gustaría añadirle?
Me encantaría disponer de más tiempo para darle una periodicidad semanal. Además, tener la posibilidad de hacer programas para eventos especiales y grabar fuera del estudio, para estar más al día de la actualidad científica.


viernes, 6 de marzo de 2020

Azul, dabuten; ocre, mediocre


Piensa en un episodio en que un maestro de escuela haya tratado a un grupo de alumnos de forma despiadada. ¿Ya? Tengo otro mejor: el del experimento que realizó Jane Elliot en su clase en los años 60 (10º elemento de esta lista de experimentos infames). Exponiendo sus supuestas creencias, pero también comportándose conforme a estas, Elliot indujo a sus alumnos a pensar durante un día que las personas de ojos azules son más inteligentes que las de ojos marrones. Los chavales adoptaron una conducta acorde con lo que se esperaba de su recién inventada casta. Profecía autocumplida, así llama a este fenómeno la modernez del lenguaje.

Tengo más profecías autocumplidas. Muchos de los que tenemos «una edad» hemos sido educados en un sistema que separaba a los alumnos en dos grupos, el A y el B, según sus capacidades intelectuales. Al comienzo de cada ciclo, se adjudicaba una treintena de alumnos a cada clase, grupo que pasaba de un curso a otro hecho compartimento estanco durante dos o tres años, dependiendo del ciclo. Hace poco, un amigo de la infancia me decía a propósito de este asunto: «Mira, ¡acertaban!». No acertaban. Para yo mantener que aquello suponía un acierto respecto al futuro rendimiento académico de cada alumno, tendrían que haberse dado dos circunstancias:
a) que el alumno no supiera qué categoría se le había asignado hasta que concluyera su vida académica (una consecuencia de esto sería que en ambas clases tendrían que estar las dos categorías mezcladas, para no dar lugar a elucubraciones); y
b) que tampoco lo supieran los maestros que impartían las clases; es decir, que se mantuviera la asignación en secreto, que los visionarios y los maestros que tomaran el relevo fueran personas distintas, que pertenecieran a centros diferentes y que no estuvieran en contacto.

No se cumplía ninguna de estas condiciones. Es más, la dinámica imperante era lo contrario de lo que los científicos llaman «experimento doble ciego» o «de doble enmascaramiento» (ni el paciente sabe si lo que toma es un fármaco o un placebo, ni lo sabe el profesional que lo trata). Era lo contrario, no solo porque estaba disponible la información que tendría que haber estado velada, sino porque se ejercía una enorme influencia en el alumno por partida múltiple:
- el propio alumno de la clase B se desmoralizaba (o el del A se animaba);
- el profesor tenía más o menos expectativas respecto a él y se las transmitía, por ejemplo, impartiendo un temario más reducido en la clase B;
- la propia sociedad (familias, mayormente) ejercía una influencia similar a la del profesor.

Acabo de describir una «clase interactiva». Con «clase» no me refiero al grupo escolar y con «interactiva» no me refiero a que se usaran nuevas tecnologías, con participación activa de los educandos. El concepto de 'clase interactiva' está acuñado en la filosofía de la ciencia y se opone al de 'clase indiferente'. La diferencia está en si las personas o entes clasificados son conscientes o no de haber sido encasillados. Y se ha argumentado con solidez que, en el primero de los casos, los sujetos sufren la influencia de la clasificación, debido precisamente a ese autoconocimiento, y que, a su vez, influyen en la forma de clasificar y en la ciencia que los estudia, generando un bucle.

Una consecuencia de esta distinción es que las clases interactivas se dan más en ciencias sociales, mientras que las indiferentes abundan más en las ciencias naturales. Un ejemplo de clase indiferente sería el de los microbios, que, por más que evolucionen según las manipulaciones de las que son objeto (responden a una selección; por ejemplo, las bacterias que utilizamos en el yogur tienen más probabilidades de supervivencia), no son conscientes de las perrerías que padecen ni se despeinan por los juicios que albergamos sobre ellas.

Aquí va un intento de buscar un ejemplo de clase indiferente que ataña a seres humanos, y seguimos en el cole: los grupos etarios que determinan a qué curso va cada escolar. En principio, es una clasificación bastante «natural», objetiva. Estaríamos, de entrada, ante una clase indiferente. Sin embargo, a esto también se le puede sacar punta. Un niño nacido en diciembre compartirá aula con otros que hayan nacido casi un año antes que él y verá que se le exige lo mismo. Por el contrario, otro que haya nacido tan solo un mes más tarde, no se someterá a esa presión. Ya estamos influyendo en ellos. Aparte de que las materias que se imparten en cada curso se eligen de forma en parte arbitraria; tal vez en otro país, se enseñen cosas distintas. Conclusión: no es fácil encontrar un ejemplo. Como mucho, diremos que en este caso, estamos ante un grupo indiferente con componentes de interactivo, y es que la oposición entre estos dos términos también admite grises.

Un ejemplo mejor: los grupos etarios que marca el calendario de vacunas. Aquí ya sí estamos ante algo delimitado mucho más nítidamente; el saber que has sido vacunado o no influirá poco en tu conducta (de hecho, ¿quién se acuerda de qué vacunas ha definido?). He encontrado una clase indiferente en personas, pero he tenido que acotar mucho (para un propósito muy específico: para la administración de vacunas) y recurrir a la implicación de nuestros vecinos los microbios.

Llegado a este punto, creo que queda claro que pienso que las razas no existen. En realidad, sí existen en el sentido de que te marcan y están en la cabeza de muchas personas, lo que no es poco (se argumenta esto en este programa, hacia el final). Pero son categorías interactivas. La razón en que me baso es que no existen la esencia negra, la esencia china ni la esencia de ninguna raza; no existe ningún gen, marca o rasgo que sea común a todos los miembros de uno de estos grupos o que sea necesario o suficiente para establecer la pertenencia. El color de la piel no es necesario para ser negro: los hay albinos y con seguridad un racista tuerce el gesto (físicamente o no) ante ellos. Tampoco es suficiente: un blanco español puede adquirir un moreno marbellí, llegar al mismo tono que una persona afrodescendiente y aún así considerarse blanco. Por añadidura, en el improbable caso de que se descubriera tal esencia, faltaría por ver que esta se correlacionara unívocamente con otros rasgos o conductas. De momento, lo que se da en la sociedad es un experimento de Elliot a escala industrial.

Imagen de Doris Metternich, compartida en Pixabay